¿Cómo pueden las ciudades anfitrionas maximizar los beneficios económicos y minimizar los riesgos al organizar grandes eventos deportivos?

Durante los meses de junio y julio de 2024, el mundo estará atento a tres de los eventos deportivos más esperados: la Eurocopa en Alemania, la Copa América en Estados Unidos y los Juegos Olímpicos en París. Estos megaeventos no solo representan una celebración del deporte a nivel global, sino que también traen consigo una serie de implicaciones económicas, sociales y de infraestructura para las ciudades y países anfitriones.

La Eurocopa en Alemania se proyecta como un evento que no solo atraerá a millones de aficionados al fútbol, sino que también promete un significativo impulso económico para el país. Se estima que la economía alemana podría recibir un beneficio de alrededor de 1.000 millones de euros, impulsado principalmente por los sectores de hostelería, transporte y venta minorista. Durante la competición, las ciudades sedes verán una afluencia masiva de turistas internacionales, que generarán un incremento en las tasas de ocupación hotelera, así como en el consumo en restaurantes y comercios locales.

La Copa América 2024 en Estados Unidos tiene expectativas aún más elevadas en términos de impacto económico. Con un pronóstico de entre US$ 500 y US$ 600 millones en beneficios para la economía local, este torneo de fútbol atraerá a aproximadamente 2.5 millones de turistas, quienes contribuirán significativamente a la actividad económica a través del turismo, la gastronomía y el comercio. Se espera que los ingresos por la venta de entradas, la ocupación hotelera y el gasto en transporte y entretenimiento generen un impulso considerable para las ciudades anfitrionas. Mirando hacia el futuro, la Copa del Mundo de 2026, también a celebrarse en Estados Unidos, podría superar estos números, generando más de US$ 5 mil millones en actividad económica y la creación de 40,000 empleos.

Los Juegos Olímpicos de París 2024 son, sin duda, el evento de mayor magnitud y alcance global en este ciclo de megaeventos deportivos. Con un presupuesto operativo de 4.400 millones de euros, los Juegos están diseñados para ser un catalizador económico y social para Francia, no solo durante las semanas de competición, sino en los años posteriores. Se prevé que este evento cree alrededor de 150,000 empleos, tanto temporales como permanentes, y genere un impacto económico de 10.700 millones de euros hasta 2034. La venta de entradas y los patrocinios corporativos se perfilan como las principales fuentes de ingresos, mientras que las inversiones en infraestructura y tecnología buscan dejar un legado duradero que beneficie a la ciudad de París y al país en su conjunto.