El Banco Central de Chile Revisa sus Proyecciones del PIB y Ajusta Perspectivas de Inflación hasta 2026

El Banco Central de Chile ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para el año 2023, reflejando un panorama económico más optimista a corto plazo. Según el último Informe de Política Monetaria (IPoM), se estima que el PIB crecerá entre un 2,25% y un 3%, un ajuste respecto al rango anterior de 2% a 3%. Este incremento en la proyección responde a mejores datos de gasto en los hogares y al incremento en el precio del cobre, el principal producto de exportación del país, que ha superado las expectativas iniciales.

El cobre, considerado como el motor de la economía chilena, ha visto un repunte en su precio debido a una mayor demanda internacional, especialmente de China. Este aumento ha tenido un efecto positivo en la balanza comercial y ha fortalecido la confianza en el mercado interno, lo que se ha traducido en un mayor dinamismo económico. No obstante, este efecto beneficioso se ve parcialmente contrarrestado por el impacto negativo de los aumentos en las tarifas de electricidad, que han comenzado a erosionar el ingreso disponible de los hogares, afectando su capacidad de consumo.

Mirando hacia el futuro, el Banco Central mantiene una proyección de crecimiento más moderada para 2025 y 2026, con un rango estimado de entre 1,5% y 2,5%. Estas cifras reflejan un enfoque prudente ante las incertidumbres globales y los desafíos internos, incluyendo las presiones inflacionarias y la necesidad de ajustes estructurales en la economía. La institución también ha ajustado sus previsiones de inflación, proyectando que la tasa cerrará 2024 en un 4,2%, superior al 3,8% previsto anteriormente en marzo. Para 2025, se espera una inflación del 3,6%, con una convergencia al objetivo del 3% en la primera mitad de 2026.

El aumento en las proyecciones de inflación está impulsado principalmente por el alza en los precios de la electricidad, que ha tenido un impacto directo en los costos de vida. Este incremento en las tarifas no solo afecta a los hogares, sino que también se traduce en mayores costos operativos para las empresas, especialmente aquellas con tarifas reguladas, lo que a su vez genera un efecto en cadena sobre los precios de bienes y servicios.

En respuesta a este escenario, el Banco Central ha decidido otorgar mayor flexibilidad a su política monetaria. Recientemente, se redujo la tasa de interés en 25 puntos básicos, llevándola al 5,75%. Esta medida, aunque anticipada por los mercados, se justifica por la necesidad de contrarrestar un leve deterioro en el panorama inflacionario y apoyar la recuperación económica sin comprometer la estabilidad de precios a largo plazo. La reducción de la tasa de interés también busca aliviar las condiciones de financiamiento para empresas y hogares, incentivando el consumo y la inversión.